sábado, 21 de enero de 2012

Editorial de La Urraka N° 13

AMBICIÓN, PODER Y DIGNIDAD

La sed de poder lleva al ser humano a utilizar los mecanismos más mezquinos y rastreros para conseguir sus propósitos. Esto sucede en todas las esferas de la vida, pero donde más se sienten las consecuencias de esta desmesurada ambición es en el sector público. Hombres y mujeres de nuestros países latinoamericanos cruzan la línea del delito con una facilidad pasmosa, sin el menor escrúpulo ni resquemor. Son capaces de vender su país, su honra y su honor al mejor postor, después, ya enriquecidos, posan de personas decentes y de mucha alcurnia. Para ello se alían con el narcotráfico, el crimen organizado, los militares corruptos y toda clase de especímenes propios de los bajos fondos de la condición humana.

La lucha de nuestra América Latina es por la recuperación de la dignidad, de la construcción de un nuevo hombre que entienda que es más importante la honra que cualquier fortuna lograda con las manos sucias de drogas, sangre, de robo a los dineros públicos. Nuestra breve historia es la historia del saqueo y el pillaje, y la complacencia de todos aquellos que besan los pies de estos delincuentes de ropa fina y modales elegantes.
Es la censura popular la que hay que aplicar, el asco que producen estos grandes capos de la política, que al cerrar hospitales se vuelven genocidas, ya que mucha gente muere a las puertas de estas instituciones que pasan a manos de sus complices; de escuelas, colegios y universidades donde el ingreso a los menos favorecidos es utópico, ya que el ideal es un pueblo embrutecido al que poder manejar a su antojo.

El siglo XXI para nuestros países es el reto por la dignidad y la construcción de un nuevo hombre, sin esto, no habrá desarrollo ni justicia social para nuestras naciones.

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